¿Cómo regular tu actitud?
Frente a la pandemia que todos vivimos, a la mayoría nos resulta complejo mantenernos optimistas, sobre todo a los más afectados. Aunque, cabe recalcar que desde el punto de vista biológico el cuerpo humano es una máquina. Sí, así como lo leen y por cierto es la mejor que ha existido durante toda la historia.
En la teoría de Darwiniana ya se planteaba el principio de adaptación como inherente a todos los seres vivos, sobre todo en los humanos, quienes somos capaces de adaptarnos ante cualquier circunstancia. Empero, esto no sucede por obra de magia. La respuesta radica en nuestras hormonas, gracias a ellas podemos regular nuestro comportamiento; en otras palabras, nuestra vida. He ahí la clave que si aprendemos a controlarlas, lograremos manejar de forma correcta nuestro organismo.
A modo de concepto, las hormonas son sustancias especializadas segregadas naturalmente por las glándulas endocrinas o células epiteliales, cuyo propósito es influir en las funciones de otras células. Existen 65 tipos, distribuidas por todo el organismo; sin embargo, hoy solo voy a hablarles de las que influyen sobre nuestra actitud.
- La Serotonina regula el apetito, temperatura corporal, motricidad; es conocida como “la hormona de la felicidad” ya que cuando se encuentra en niveles altos dentro del organismo provocan la sensación de bienestar, relajación, satisfacción.
- La Adrenalina es básica para las respuestas de huida y lucha, aumenta el ritmo cardiaco y suprime los procesos no vitales, podríamos considerarla como nuestro “guardián”.
- La Dopamina también aumenta nuestro ritmo cardíaco y eleva la presión arterial; suprime la producción de otras hormonas.
- La Noradrenalina hace las veces de neurotransmisor y ayuda a la adrenalina a desarrollar su función.
- La Oxitocina estimula la secreción de leche de las mamas, contracción del útero y controla los ritmos circadianos junto a la Melatonina, pieza clave en este proceso, ya que causa somnolencia y nos ayuda a conciliar el sueño.
El resto de ellas guardan relación con el crecimiento del cuerpo, de ahí que su inadecuada producción generará “anomalías” en el desarrollo del individuo.
Por ejemplo, estudios científicos corroboran que las personas que padecen de esquizofrenia poseen un elevado nivel de Dopamina, por lo contrario, niveles muy bajo de esa sustancia, se manifiesta como ansiedad. Si a esto le añadimos bajos niveles de Serotonina, nos encontramos frente a un cuadro de depresión.
Por otro lado cuando una persona está enamorada su cuerpo expresa elevados niveles de Dopamina, Serotonina y Oxitocina.
Aquí nace la pregunta, ¿cómo controlar nuestro nivel hormonal? Una vía puede ser consumirlas bajo prescripciones médicas; la otra -más sencilla-es la enmarcada por los defensores de la psicología positiva. (Ben- Shahar,2012; Seligman, 2004; Marks, 2011; Csikszentmihalyi, 2011; Lyubomirsky, 2006)
Los autores de esta corriente coinciden que la felicidad es un estado o sensación de plenitud continuo al cual podemos acceder realizando actividades tales como:
- Hacer deportes,
- Aprender algo nuevo,
- Vivir conscientemente, (aplicando la meditación u oración)
- Ayudar,
- Agradecer,
- Compartir tiempo de calidad con seres queridos (familiares, amigos y mascotas)
- Buscar un propósito.
Al realizar de forma periódica algunas de las acciones mencionadas, junto a una alimentación balanceada, se estimula la producción de ciertas hormonas y a su vez, se regulan otras que en exceso, resultarían perjudiciales para el metabolismo.
En el contexto occidental solemos asociar la felicidad con la consecución de un logro; sin embargo, se puede desarrollar una actitud positiva realizando las estrategias anteriormente enunciadas. Aún así, en caso que el lector insista en ligar el éxito a la felicidad; lo invito a recordar esos pequeños momentos en los cuales dominar una tarea, aprender algo nuevo o crear una nueva receta; le causó satisfacción. También lo exhorto a rememorar momentos en los que agradeció por un deseo cumplido o ayudó a realizarlo; y porque no, esas conversaciones interminables con ese ser querido.
Estoy seguro que cuando recordaba alguno de esos hechos, esbozó una pequeña sonrisa. Mientras el organismo generaba pequeñas dosis de serotonina.
Esa es la razón por la cual pongo a su consideración el diseño de una agenda de actividades donde pueda realizar cada una de las acciones señaladas, ya sea en solitario o acompañado (de forma presencial u on line), con el propósito de enfocarse en hacerlo de manera consciente dando lo mejor de sí mismo.
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